Amada e
inolvidable mujer, por extrañarte muero por desesperarme también,
que pena la
mía que llore con las hermosas flores por tus recuerdos, mi bien,
todo un
"un himno a la alegría" fue ese amor de nosotros apenas ayer.
Nuestra
felicidad, iluminaba el mundo con tantos besos que yo te daba con todas mis
ansias, mujer
Sembraba
jardines con mis caricias sobre tu dicha en cada remanso dulce de una
inextinguible luna de miel.
Milmayos