lunes, 23 de marzo de 2015

Venezuela no es una amenaza, sino un crisol de esperanzas para el mundo



Venezuela, tierra hermosa de colosal inmensidad,

gloria eterna de héroes, heroínas y de dignidad,

eres la promesa de “El Dorado” hecho realidad,


epopeya del amor, de soberanía y de solidaridad.

Venezuela de sin igual belleza, paradigma de la primavera,

región grata de nuestro planeta, de exuberante naturaleza.

Relicario feliz de cantos, trovadores, orquestas y sinfonías,


en el fervor de tus luchas, afanes y consensuadas armonías.

Con el sincretismo de diversas razas: la del blanco español,

la del indígena del corazón y la del negro noble así se consolidó,

“la Raza cósmica” de utopías y realizaciones, de emancipación


 colectiva, reacias a cualquier tipo de dominación y de sumisión.


Con el sincretismo de diversas razas: la del blanco español,

la del indígena del corazón y la del negro noble así se consolidó,

“la Raza cósmica” de utopías y realizaciones, de emancipación


 colectiva, reacias a cualquier tipo de dominación y de sumisión.



Timón altivo de la sana efervescencia independentista,

amante humanista de la paz, la ternura y la poesía,

tierra de la música, de la justicia y de los deportes,


 el mundo valora tu legislación, ese tu valioso aporte.
Venezuela, tierra de riquezas espirituales y materiales,

tierra del petróleo, del cacao, de playas y de montañas,

de los mangos, de tepuyes, de orquídeas y de turpiales,


tierra de un buen porvenir para tus hijos del mañana.

Tierra de Bolívar, Andrés Eloy, Sucre, Aquiles Nazoa,

tierra de campos de labrantíos y de llaneros a caballos,

tierra de pescadores de jornadas interminables en el mar,


de estudiantes de proyectos y vecinos del poder popular.


Como olvidarte si vives en mi corazón con pinceladas de arte,

tierra de poetas, líderes sociales y de refundaciones radiantes,

tiempo para los intentos, para rehacer la Identidad de la patria,


revolucionando auroras, en lo insigne de la fe que en tu alma mora.




En lo insigne de Simón Bolívar, de Simón Rodríguez y de Ezequiel Zamora.
En el emancipación de un pueblo que con sus hermanos aflora
Frente a la avaricia sin fin de un imperio que en crisis se desmorona.
Autor: William Manzanilla “MILMAYOS”

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