Venezuela, tierra
hermosa de colosal inmensidad,
gloria eterna de
héroes, heroínas y de dignidad,
eres la promesa de “El
Dorado” hecho realidad,
epopeya del amor, de
soberanía y de solidaridad.
Venezuela de sin igual
belleza, paradigma de la primavera,
región grata de nuestro
planeta, de exuberante naturaleza.
Relicario feliz de
cantos, trovadores, orquestas y sinfonías,
en el fervor de tus
luchas, afanes y consensuadas armonías.
Con el sincretismo de
diversas razas: la del blanco español,
la del indígena del
corazón y la del negro noble así se consolidó,
“la Raza cósmica” de
utopías y realizaciones, de emancipación
colectiva, reacias a cualquier tipo de
dominación y de sumisión.
Con el sincretismo de
diversas razas: la del blanco español,
la del indígena del
corazón y la del negro noble así se consolidó,
“la Raza cósmica” de
utopías y realizaciones, de emancipación
colectiva, reacias a cualquier tipo de
dominación y de sumisión.
Timón altivo de la sana
efervescencia independentista,
amante humanista de la
paz, la ternura y la poesía,
tierra de la música, de
la justicia y de los deportes,
el mundo valora tu legislación, ese tu valioso
aporte.
Venezuela, tierra de
riquezas espirituales y materiales,
tierra del petróleo,
del cacao, de playas y de montañas,
de los mangos, de
tepuyes, de orquídeas y de turpiales,
tierra de un buen
porvenir para tus hijos del mañana.
Tierra de Bolívar,
Andrés Eloy, Sucre, Aquiles Nazoa,
tierra de campos de
labrantíos y de llaneros a caballos,
tierra de pescadores de
jornadas interminables en el mar,
de estudiantes de
proyectos y vecinos del poder popular.
Como olvidarte si vives
en mi corazón con pinceladas de arte,
tierra de poetas,
líderes sociales y de refundaciones radiantes,
tiempo para los
intentos, para rehacer la Identidad de la patria,
revolucionando auroras,
en lo insigne de la fe que en tu alma mora.
En lo insigne de Simón Bolívar, de
Simón Rodríguez y de Ezequiel Zamora.
En el emancipación de un pueblo que
con sus hermanos aflora
Frente a la avaricia sin fin de un
imperio que en crisis se desmorona.
Autor: William Manzanilla “MILMAYOS”