...
en este tan inmenso amor, desde donde yo te aguardo,
tan
callado, amoroso y expectante de tu bella presencia,
aquí
en los segundos apasionados, en los que te resguardo,
solo
tú cabes en el afán cautivo de mi ansiosa urgencia,
solo
estás en la inmensidad inmortal del jardín de nardos
por
y para ti, que renaces de toda la alegría de mi vida,
a
todo buen momento, todas las rojas rosas yo te encargo,
en
los latidos de la espera y cuando ya estoy contigo,
procurando
tu corazón en el mío, tú llena de los encantos,
feliz
busco para tí y para mí el dulce y mutuo embeleso.
MILMAYOS