La educación debe ser un acto de amor

La educación debe ser un auténtico acto del más puro amor, no debe ser el producto de un conflicto, de los odios o de una simple y pura imposición de una persona o grupos de personas sobre otra u otras, para educar bien se debe desterrar cualquier asomo de mezquindad y de egoísmo muy bien establecida en sociedades fundamentadas en la competencia y de la gran acumulación de capital en pocas manos.

El que enseña también se enseña así mismo pues aprende del que es educado, cuando ésto no existe, entonces siempre será inútil cualquier intento de educar, ya que una educación sin amor tiene un efecto nocivo y su impacto es terriblemente contraproducente y traumatizante sobre el o los educandos. 
Para finalizar, la educación es también el acto más humanizante y humanizador. Cuando enseñar es un arte, aprender es un placer.

MILMAYOS