Siempre
vives en mi ser, desde el mismo instante en que te vi mujer, mágica, serena y
majestuosa como la lírica notoriedad de la torre Eiffel de París o la más
bonitas y perfumada de las rosas, como el más florecido jardín o la luna más
bella y hermosa reflejo de los besos de abril, o tal vez como un amanecer de sol
sobre tí o un despejado día de playa de idílicas y caribeñas costas.
Siempre
vives en mi ser, desde allí adivino lo que su esencia es, mujer una odalisca
labrada por la inmortalidad gloriosa de un orfebre o el sueño de amor de un
fervor enfiebrecido o narrado en portugués, un cuadro de Manuel Cabré o el
ímpetu revelador de cualquiera de las novelas de Moliere, tal vez el sueño de
un poeta de un delirante romanticismo y traducido del español al inglés o la
propuesta poética de amor de Gustavo Adolfo Becquér
MILMAYOS