Mujer:
Con
unas cuantas palabras pincelaré para tí, un obsequio con perfumadas rosas
escogidas de los prados de un romántico jardín, belleza perteneciente al
encanto inusitado del jazmín; versos sencillos hecho con relucientes auroras,
con la nobleza aupada por muy gentiles frases, como la flama inocente que
subyace sumergida en el rubí, para que con toda tu alma, las abraces; porque es
del fuego emocionado de la mía, que renace.
Cada
vez que te siento, mi corazón canta sincero y apacible, su cálida y empecinada
generosidad por tí. Solo pensarte genera en mi sensibilidad, la naturaleza
invencible de un mítico y mágico diamante, cuya sensible transparencia discurre
por mis mejillas pleno del recuerdo y de los felices instantes de este amoroso
frenesí, oasis de amor eterno, belleza vencedora del espacio y del tiempo, como
un óleo de Renoir o de Matisse.
Es
de los dos y será este amor forjado para siempre en el fuego de la pasión, amor
que pervive, apacible y febril, por y para siempre, en el idilio unificador de
los formidables besos y de la dicha, amada mía, amor siempre renovado, amor
sinigual y también inmortal, como no lo ha habido antes.
Atte.
MILMAYOS