¡Gracias
por existir tan excelsamente preciosura de mujer!, ángel alado de la vida,
tesoro bendecido de dulcedumbre y de Dios, ¡Tú estás en el bien de todas las
cosas y de los seres hermosos de este mundo!, nada existe con regia hermosura
si no es mirado por tus ojos que exhalan la música de afinadas guitarras y de
encanto, mujer. Mi alma endulzada por la estela tan esplendida de dulce voz,
entre adoquines poblados de afabilidad enamorada siempre te admira y te
requiere de forma apasionada con el ahínco entusiasta de mi ser.
Quisiera
en un eternecido gesto romántico pasearte en góndola por la Venecia del más
profundo amor y darte los más dulces besos para tu piel en flor, mi bien. Amarnos
en noches de amor verdadero e infinito, en la balada silente de un plenilunio
radiante solo tú y yo.
Pueda
así mientras observo esta rosa que tanto me recuerda tu perfumada esencia,
hacer mis sueños expresa e inmensa realidad y por consiguiente tu fragancia
perennizada y poética, muy esmerada, sincera y llena de inmarchitable amor para
siempre merecer.
MILMAYOS