Amada,
... te aman con vocación mis labios con un amor que enaltece nuestra felicidad
transcurrida en una inolvidable sucesión de días, meses y años, nuestro idilio
ha invocado el frenesí de la pasión tanto en nuestras vida que no lo pueden
explicar la naturaleza reflexiva de los sabios y tu majestad inmarchitable es
un benigno y dulce sendero infinito, verdadero y amplio.
Amada,
... todo hacia ti me lleva y mis besos son de una rosa del amor inextinguible
que te entrego con apacible dulzura debajo de un cielo constelado atraído por
el fuego incandescente y pasionario de los astros.
Milmayos