Siempre
en la breve eternidad de un beso, ... vive mi afán, mi amor y de mi todo lo
bueno. Siempre he querido prolongar en mi corazón tus besos, para que susciten el amor
eterno, el afán, la dulzura y el idioma de los cerezos, que nuestras vidas hablen del Edén de una inmensidad infinita cuando por sublime amor, hacemos eso. Inmersos en la dicha, en la magia cálida y
entonces el mundo para nosotros se vuelve estrecho.
Siempre
he querido prolongar tus besos para sostenerme en la extensión más inigualable
del sosiego, en el paraíso de los sueños vueltos realidad, en ese
empecinamiento por volverte a besar, esa dicha perpetua que anida en lo
maravilloso de todo los nuestro.
MILMAYOS