Qué
tu dulzura salpique de rosas rojas mi jardín, que tu belleza sea el sueño del
más inocente jazmín,
Qué
tu afable pensar y proceder se enfoque gentilmente en la alegría y en la dicha
y no en todas las penas,
Qué
la felicidad tenga como escenario un sueño inmarchitable de primavera, de
proyectos y de poemas
Qué
en este gran fervor mutuo, infinito y considerado, solo nazca y renazcas las más
amorosas ansias de vivir.
Como
la gentil proeza y sublime idilio que se consolido desde el primer e
inolvidable momento en que te vi.
MILMAYOS