Educar por sobre todas las cosas, la sensibilidad de nuestros niños.

La sensibilidad es la predisposición natural de todo ser humano a dejarse llevar de la ternura, los afectos, la solidaridad, la generosidad, el bien común y la compasión. Por ejemplo: “El deseo de darle protección a un animalito por estar desamparado”, "la expresión de compromiso de quien se siente arte y parte de la defensa de los derechos de los niños" y "la solidaridad de Juan por la de Pedro al saber que este compañerito llego a la escuela sin el desayuno" entre mucho otros buenos ejemplos que existen.

Para mejorar este mundo devorado por las consecuencias atroces de la competencia, los odios, el afán de lucro y el consumismo, se debe recurrir a una panacea infalible, como lo es la educación de la sensibilidad, y no una educación que de motivos para engrandecer y alimentar los egoísmos entre los seres humanos. con lo cual se logran entre otros males, la exclusión, la discriminación y los abismos insondables entre las personas

Es, en definitiva, la formación de una verdadera propensión a la virtud y a los valores humanos lo que necesita este presente que sigue pariendo un corazón hacia la compasión y la tolerancia humana, que es la base para la convivencia pacífica y armoniosa de los colectivos humanos, que es, además la garantía de sobrevivencia del futuro de la humanidad que depende también de la vida del planeta.

De allí, nuestra arenga que más nos motiva y que desde esta página enviamos para todos los padres, madres y docentes, la cual se traduce en un llamado a la reflexión, un aviso a la conciencia personal y colectiva y un despertar de la afectividad para desarrollar el sentido de pertenencia con la esencia de todo humanismo y de lo antrópico, ya que debemos educar por sobre todas las cosas, la sensibilidad de nuestros niños.
Autor: William Manzanilla "Milmayos"