Amada
mía:
Eres una verdad tan llena de verdadero amor, esa que poseen las rosas después de cada
solsticio de primavera en la realización más sentida y exacta de los tiempos,
esa majestad que solo relucen los palacios, los cálidos hogares y los templos;
eres la dulce canción romántica que te nombra en el romanticismo de mis más
tórridos versos y la clarividencia siempre plena de excelsitud de los ríos, los
lagos, los zorzales y los cielos ... mujer de mi corazón, tu vives en el
recuerdo nunca taciturno de los valses y los más nobles sentimientos y en la
festividad amable, sana y amorosa de los dóciles prados más verdes y más
tiernos.
MILMAYOS