menos tú los hagas esperar.
Guárdame en tu gran amor profundo, en este misterio maravilloso de la pasión que nos mantiene juntos haciendo la más amorosa historia de amor que no termina con un punto, sino que se mantiene a cada rato con mucho más fortalezas y más amor. Guárdame en tu defensa diáfana de las flores y tu afán de formar a muchos, con los valores, esos que son caros para toda la humanidad y por esa mirada que hacen tus ojos sobre el fulgor de los astros que navegan muy lento los surcos del cielo y en las siluetas que dibujan las golondrinas en el verdor de cañaverales, maizales y arrozales; no lo olvides, amada, guárdame en tu sonrisa, en tu divina fe y en tu inextinguible forma de amar.
Guárdame del ajetreo de la brisa y de la inercia de los días, guárdame en tu calor que me mantiene tan atado a tu gran fervor y en la fresca primavera cantada por prados y montañas y de esta fiebre apasionada de anhelarte cada noche y cada mañana como los campos de ventanas abiertas al sol, amada guárdame del frío y del olvido … y del significado opuesto a todo nuestro amor, presérvame en tu piel, en tu contenido tan humano de vivir, en cada plenilunio y en tu temperamento de esmerada verdad como olas cálidas sobre la superficie de los pueblos y de la belleza de la mar.
MILMAYOS
Guárdame en tu gran amor profundo, en este misterio maravilloso de la pasión que nos mantiene juntos haciendo la más amorosa historia de amor que no termina con un punto, sino que se mantiene a cada rato con mucho más fortalezas y más amor. Guárdame en tu defensa diáfana de las flores y tu afán de formar a muchos, con los valores, esos que son caros para toda la humanidad y por esa mirada que hacen tus ojos sobre el fulgor de los astros que navegan muy lento los surcos del cielo y en las siluetas que dibujan las golondrinas en el verdor de cañaverales, maizales y arrozales; no lo olvides, amada, guárdame en tu sonrisa, en tu divina fe y en tu inextinguible forma de amar.
Guárdame del ajetreo de la brisa y de la inercia de los días, guárdame en tu calor que me mantiene tan atado a tu gran fervor y en la fresca primavera cantada por prados y montañas y de esta fiebre apasionada de anhelarte cada noche y cada mañana como los campos de ventanas abiertas al sol, amada guárdame del frío y del olvido … y del significado opuesto a todo nuestro amor, presérvame en tu piel, en tu contenido tan humano de vivir, en cada plenilunio y en tu temperamento de esmerada verdad como olas cálidas sobre la superficie de los pueblos y de la belleza de la mar.
MILMAYOS