Mujer:
Desde
que te amo no hay días grises ni amargos en mi existir, todo es de dicha
permanente y de rítmico latir. Nada acongoja mi actitud y soy apaciblemente un
hombre feliz, porque desde ese momento en el que te he conocido vivo en todo
momento enamorado. Dispuesto siempre, diligente, detallista y nunca enojado.
Porque me he propuesto tan solo, hacerte el verdadero amor sentir. En mi jardín ya no
crece el cardo, ni el abrojo, sino las rosas, los nardos y el perfumado jazmín.
A tu lado ya mis días son de deleites sinceros y de muy románticos poemas con
el atuendo solemne de los grandes amores, solo inspirados en tí.
MILMAYOS