Mujer:
Mi amor para ti es de una eterna y muy intensa floración, capaz de cambiarle el
rostro a las circunstancias, aún en el más inhóspitos desiertos, capaz de regar
con poemas la sed de amor de nuestro entorno, un amor sinigual que te doy más
allá de todo, como un afectivo y siempre cálido oasis en todos los momentos de
nuestra felicidad, amor de los dos, amor insustituible, nadie es como tú, mujer
de la belleza más incansable e inmarchitable del mar, de la tierra y de los
cielos.
Mujer única, nadie es como tú, nada posee en este mundo, el milagro que es
capaz de dar vida a la vida, eres todo un verdadero oasis formado por el cariño
y los designios afables de más de mil y un sentimientos, un amor sin barreras
capaz de deshacer el mal instinto de aquéllos que por maldad no se identifican
con los parabienes de la vida y se vuelven como indeseables lobos sedientos.
He querido siempre darte más allá de mis sentidos, los mejores besos, como una
semblanza existencial de todo lo que constituye mi Ser. Desde mi cosmovisión
hasta mis huesos, como cuando también te doy mis versos: un aluvión ennoblecido
que se vuelve vendaval de ternura, mostrándote el caudal de mi pasión en el que
me hayo por y para siempre inmerso.
Mujer te doy todo mi amor, mi comprensión, mi paz y mi quehacer en cualquier
momento porque te llevo para siempre en mis sentires y pensares muy dentro de
mí, en el fervor que siempre anida en mi pecho, eres la paz de mi quehacer,
todo mi frenesí, el latido del más gentil denuedo, el amoroso anhelo de mi
padecer y muy dentro de mi corazón, el manantial de amor, que mueve los
eslabones más equinocciales del afán que no transfiguran los tiempos.
Tuyo,
Milmayos