En
tu inmensa sensibilidad tan llena de gratos y entrañables motivos, nace una
inminente humanidad de nunca apurados besos, nacidos de cuando nuestros esmeros
se juntan y siempre desde la más noble ternura te deseo lo mejor, momentos de
inolvidable naturaleza, instantes que por amor nos acaricia el cielo y permite
que la tersura de tu ser nos impregna de dulzura de tu alma buena a los dos.
Eres
hecha de mil perfumados pétalos, como las que hacen majestuosa y única a una
romántica flor, siempre inmensa de ansías maravillosas de una saludable
compresión con la que se abriga tibiamente tu mirada, tan profunda y buena como
una bendición de Dios.
MILMAYOS